Tu trabajo como arquitecto y promotor es construir rascacielos de fama mundial que sean la envidia de toda la ciudad, obras maestras del arte y la ingeniería. Pero un rascacielos es algo más que acero y cristal, es un intrincado ecosistema, lleno de personas que viven y trabajan en el edificio. Se convierten en una compleja máquina que necesita tu mano firme para seguir funcionando sin problemas y con eficacia.

Desde el momento en que se pone la primera piedra, todas las decisiones recaen en ti. Como arquitecto, debe coordinar la construcción de todo: cada pared y cada cable, cada oficina y cada apartamento. Como propietario del edificio, debe mantener a sus inquilinos contentos y pagando el alquiler a tiempo. Como promotor inteligente, debe vigilar los resultados e invertir en el futuro. Si tiene éxito, cosechará los frutos de una zona de prestigio donde todo el mundo clamará por vivir y trabajar. Si fracasa, verá cómo los inquilinos se marchan disgustados, se llevan su negocio a otra parte y dejan su reputación por los suelos.

¿Creará un exclusivo rascacielos de oficinas que atraiga a líderes empresariales de todo el mundo? ¿Construirás apartamentos de lujo en el cielo, áticos para la élite y zonas de recreo para los famosos? ¿Quizá te domine la codicia y construyas un edificio de viviendas que cambie la felicidad de los inquilinos por un montón de dinero? Todas estas opciones y muchas más son tuyas. El éxito está totalmente en tus manos.